Capítulo
1: Infierno perpetuo
Lo sé, todos los años
hago lo mismo, me digo a mi mismo que este curso será diferente, que no les
hare que caso, que mostraré indiferencia a lo que me hagan y que simplemente me
dedicare a vivir una vida normal como un adolescente normal, pero en lo más
profundo de mi ser sé que no es verdad, sé que cuando atraviese esas puertas
estaré entrando en mi infierno personal, un lugar al que por desgracia tengo
que acudir todos los días y el cual se hace cada año una carga más brutal.
El instituto siempre me
resulto tan frio, un lugar tan vacío de valores y donde la gente solo conoce
los sentimientos superficiales de amistad y de amor, donde todo es una absurda
mentira tan vulgar que incluso les parece real, un lugar donde se juran un amor
eterno que acaba en una par de semanas y donde se anclan alianzas de amistad de
las cuales la gran mayoría se romperán al marchar a la universidad, y en donde
si eres capaz de encontrar a alguien que se parezca lo más mínimo a ti, sus
prejuicios sociales lo apartaran de tu lado por una u otra razón.
Voy mirando de un lado
a otro, rezando por no encontrármelos en los pasillos, rezando para que por lo
menos el primer día, no empiece siendo tortuoso y humillante, incluso rezando
por que este año entre alguien más débil que yo, alguien a quien torturen en mi
lugar, aunque todos saben que yo soy su juguete particular, creo que me valoran
más de lo que han valorado a nada en sus miserables vidas, por desgracia su manera de mostrar su cariño no
es del todo ética.
Estoy mirando hacia
atrás, para ver si me siguen, y nada más doblar la esquina me encuentro con
ellos, cierro los ojos y respiro hondo, por que no han pasado ni diez minutos
desde que empezara el curso y ya se lo que me espera, la pregunta es: ¿Qué
broma macabra tendrán para mi hoy?.
Le veo acercarse a mí,
y en ese momento en el que dejo de rezar, ya no se ni por que lo hago, ya hace
años que no creo en nada, y si de verdad existe algo ahí arriba, parece que o
soy invisible o les importa una mierda lo que me pase.
-
Hola Dylan- Dice Connor arrastrando la n
final – ¿Qué tal te ha dio el verano?- Yo cierro los ojos, esperando que me
peguen, pero no ocurre nada, no sé si está saboreando el momento o regodeándose
de su lujosa posición de superioridad pero prefiero el golpe a la espera
-
Tranquilo Rubito- Agrega Alex- Luego nos
lo pasaremos bien en Educación Física, el primer día siempre toca balón prisionero
Y simplemente se van
dándome un ligero empujón sobre las taquillas, perfecto Educación Física, una
asignatura diseñada para que ellos me agredan de forma legal y sin que nadie
les pueda decir nada, definitivamente el mundo me odia.
Llevo media hora sentado
en clase de matemáticas, escuchando el inútil sermón del primer día del
profesor, y solo puedo pensar en sus punzantes miradas clavándose en mi
espalda, ideando ya desde el primer día diferentes formas de hacerle saber al
mundo que yo no valgo nada, pero bueno esa sentimiento ya lleva arraigado en mi
mucho tiempo.
No soy una persona como
el resto, es decir, no sé por qué soy yo el objetivo de todos sus golpes y
burlas, es decir soy la persona más normal, por lo menos físicamente que pueda
existir, mi manera de pensar ya deja mucho que desear es decir no creo que
muchas personas se dediquen a imaginar formas horribles, sádicas, dolorosos y
sangrientas con las que matar a las personas que lo agreden, quiero decir el
resto solo se dedicaría a denunciarlo a los profesores, pero eso no vale de
nada, solo les haces enfadar.
Al fin y al cabo a su
manera son inteligentes, no dejan marcas, si a eso le sumas una familia
distantes y profesores con poca ética y motivación laboral te das cuenta de que
el sistema es una mierda, y yo soy el resultado de todo eso, es decir cuántas
veces me habré autolesionado para no ir a clase, cuantas veces me habré
intoxicado apropósito, o me habré fugado para saltarme mi infierno personal,
por desgracia no lo puedo evitar por siempre llega un momento u otro que la
enfermedad se acaba pasando y bueno al final toca volver.
La sirena me saca de
mis pensamientos, es decir no es que fuera muy profundos solo pensaba otra vez
lo bonitas que se verían sus cabezas separadas de sus cuerpos, o lo bonito que
seria que pegaran a otra persona en vez a mí. Carol se acerca a decirme hola,
quien lo diría la persona a la que le habría confiado mi vida me dejo vendido a
la mínima de cambio, aunque ambos sabíamos que no la iba a poder usar de escudo
toda mi vida.
Y al fin la tortura ha
acabado, he superado el primer día de ese infierno, y vuelvo a pensar en lo
feliz que sería si mañana algún profesor dice que tres alumnos han muerto de
alguna manera y que no van a volver, pero seamos realistas cual es la
posibilidad de eso. Como de costumbre llego a casa y no hay nadie, la comida
está en el microondas. Mi casa siempre me ha parecido tan sombría e insensible,
mi única compañía era Bruno, mi hermano, la única persona que puedo afirmar que
me quiere, hasta que mi vecina decidió envenenar a mi perro, nunca en mi vida
he llorado tanto, es decir lloro todos los días, pero nunca como aquel, pues mi
única compañía, la única persona que me apoyaba y me daba cariño se fue de mi
vida sin decir adiós, como la mayoría de cosas.
Dejo la mochila y como,
después me lavo los dientes y me quedo mirando mi imagen en el espejo,
haciéndome la misma pregunta una y otra
vez, seré capaz de hacerlo hoy, supongo que no, lo he intentado muchas
veces pero hay algo que me impide hacerlo, no sé porque por que odio mi vida,
me odio a mí mismo, pero algo no me deja quitarme la vida, cuanta veces me
habré quedando mirando ese baso de lejía, o esas brillantes cuchillas de
afeitar recién compradas, o ese bote de pastillas somníferas, el gas de la
cocina, pero nunca pasa de ahí solo puedo mirarlo y saber que por mucho que lo
deseé no puedo hacerlo, así que me consuelo con la idea de que aquellos que
hacen de mi vida un infierno algún día simplemente estarán tirados en la calle
muriéndose a causa del frio del invierno, vomitando sangre a causa del abuso
del alcohol, o tirados en un callejón por sobredosis, por desgracia para eso
aún queda mucho tiempo, y aun peor nunca sabré que ha pasado.
Entonces doy un grito,
golpeo la pared con todas mis fuerzas repetidamente, lloro otra vez, me siento
tan frustrado, tan impotente, tan… nada.
Capítulo
2: Marginación voluntaria
Hace una semana que
empezó el curso, aunque para mi parece que fue hace un mes, y si el tiempo
cuando tu vida es un completo suplicio es mucho más lento, otra cruel manera
que tiene el universo de burlarse de mí.
Por un casual paso por
alado de aquella clase, y me acuerdo de
las palabras que uso una vez una profesora que tuve, se dio cuenta desde el
principio de mi situación, por llamarle de alguna manera.
Fue una de las únicas
personas que pelearon por protegerme, pero al final le tuve que pedir que
parara, solo incrementaba aun rabia y la magnitud de sus actos, sus palabras
antes de irse para siempre de ese sitio fuero " espero que algún día te
des cuenta de todo el potencial que tienes y lo uses, porque por muchas cosas
malas que hagas, te aseguro que ya tienes ganado el cielo", nunca la volví
a ver pero estoy seguro de una cosa, si existe el cielo no quiero ir a él,
quiero ir al infierno, al fin y al cabo no creo que sea peor que esto, y quiero
asegurarme que cuando ellos lleguen, reciban el castigo y dolor que se merecen,
quiero asegurarme de que sufren una eternidad de dolor, y a ser posible me
gustaría ser quien cause ducho dolor, coger los utensilios de tortura y
mostrarles donde está toda su superioridad en ese momento, aunque conociendo
las pautas del destino estoy seguro que acabar siendo importantes empresarios a
los cuales las puertas del cielo se les abrirán en cuanto lleguen.
Voy por los pasillos
durante el cambio de clase, Connor como de costumbre acaba de dejarme en
ridículo, aunque es este caso lo que más me molesta son las miradas a lo largo
del extenso pasillo, sus risas y sus burlas.
Así que simplemente voy
con cascos, con la música a todo volumen, metido en mi mundo, en mis ideas,
absorto a cualquier comentario que les haga sentirse superiores solo por el
hecho de pisotear mi ego y mi dignidad, aunque lo cierto es que hace mucho que
yo ya perdí eso.
Y esto es lo que llaman
personas, seres humanos. Para mi gusto estamos muy lejos de ese término, esas
personas no tiene ética, no tiene sentimientos, son simples cuerpos huecos,
cascaras vacías, que aparentan tener humanidad y tan vulgares como un robot en
una feria de ciencia, sinceramente odio a las personas, odio a los humanos,
odio a mi raza, hasta la más pequeña cucaracha tiene un propósito en la vida
más importante que el suyo, tal vez algunos pocos de los que corren por estos
pasillos lleguen a ser algo importante, lleguen a hacer algo que sea digno de
ser recordado o a ser una personalidad importante, el resto simplemente están
destinados a caer en el olvido, a ser recordados solo por las fotos de un viejo
anuario guardado en un trastero, y espero que la gran mayoría mueran además de
olvidados solos y abandonados, para que sepan lo que es sentirse apartados de
la sociedad, maginados de forma obligada para ser objeto de sus burlas.
Pero yo no, no pienso
ser de esas personas, no pienso dejar que se me olvide, no seré tan solo ese
chico del que todos se burlaban y al que una panda de matones acosaba sin
descanso alguno, por que tal vez odie mi vida, tal vez me odie a mí mismo, pero
hare lo que haga falta para que esa panda de cabrones recuerden para el resto
de su vida el nombre del chico con el que a lo largo de toda su adolescencia no
le dejaron vivir como a una persona más.
La clase de Educación
física acaba de empezar, como la oído, tengo que llevar chándal primera parte,
cosa que si ya me siento vulnerable y débil de pro si incremente todo eso para
darte la sensación de que estas desnudo y facilita las posibilidades de Connor
de bajarme lo pantalones delante de todos, sino que además facilita el contacto
físico de esos hijos de su madre. Hoy toca Jokey así que por lo menos oí me
libro, pero librare aquí es como todo, siempre se las apañan para golpearme de
una manera u otra.
Como siempre soy el
último en ser elegido, y como siempre me pongo de portero el único lugar lo más
seguro que conozco, y es relativo por que como bien he dicho el universo me
odia y el destino me quiere ver muerto. Tengo la manos sudadas, el disco bien
hacia a mí y le doy un palazo con todas mis fuerzas, el disco sale lanzado
hacia un lado, y el palo hacia otro, disco no golpea a nadie pero el palo va a
para justamente a la cabeza de Kay, podía haber sido Connor, o incluso Alex,
pero no él tenía que ir justo hacia el cráneo de la persona que le puede matar
con un puñetazo.
En ese momento no se ni
que cara ponor, y se me ha hecho un nudo en el estómago, en la garganta, y en cien partes más, trago saliva cuando Kay
se levanta mientras se frota su cabeza rapada al cero y riendo como si solo
hubiera sido una broma, entonces me mira y en ese momento sé que estoy muerto.
Aún falta cinco minutos para que acabe la clase, y una pequeña polémica que ha
habido vete tú a saber por qué, cojo mi mochila y desaparezco de aquel sitio, y
si el universo no me odiara tanto habría salido de aquella ileso, pero al fin y
al cabo ellos corren más que yo.
Estoy en el suelo y ya
no se ni por donde me vienen los golpes o las patadas, prácticamente he dejado
de escuchar más que nada porque me centro en el dolor, pero al fin y al cabo
los insultos no varían mucho unos de otros, después uno de ellos simplemente me
orina encima y se van riéndose como si acabaran de tener la mejor fiesta de sus
vidas.
Me quedo en el suelo,
me duele todo, tengo una brecha y me sangra la nariz, aunque si me paro a
pensarlo esta es de las veces que he salido mejor parado, al menos en esta
ocasión supongo que no será la ambulancia la que me lleve a casa, miro hacia un
lado y veo a un chico, pelo moreno, chaqueta de cuero, tejanos azules, el
típico guaperas popular cuya única preocupación suele ser no dejar embarazada a
ninguna chica, cuando le mira me da asco, simplemente se limita a mirarme como
si fuera una obra de arte recién terminada por su escultor, y entonces despega
su espalda de la pared y camina hacia mí. Perfecto viene a terminar el trabajo,
pero me asombra cuando me tiende la mano para que me levante, aunque más que
asombro se puede decir que siento euforia por que por primera vez en mucho
tiempo alguien se ha dignado aunque sea a echarme una mano para levantarme.
-
Menuda te han dado –Agrega como si no
fuera bastante lógico ya- Les has tenido que cabrear mucho…
-
Gracias- Es lo único que digo, al fin y
al cabo podía haber interrumpido la paliza, pero luego pienso que sería mucho
pedir que un extraño me ayudara, no lo hacen ni los que una vez llame amigos
-
Si hubiera llegado antes… Les habríamos
dado una buena
-
Lo que tú digas…Gracias de todas formas-
Y comienzo a andar en dirección a mi casa.
No sé quién coño es,
pero durante todo el camino le llevo detrás mía, no a muchos pasos de
distancia, al principio me da miedo, tal vez sea un asesino o un violador, pero
bueno si fuera lo primero haría por mi hago que yo no puedo hacer, si fuera lo
segundo… bueno digamos que Connor ya se ocupó de eso hace unos años. Por fin
llego a casa y sería muy extraño pedir que hubiera alguien, mis padres están en
una convención mi hermano en el extranjero, es decir estoy solo y dolorido,
pero en este instante me puede más la curiosidad de saber a dónde va ese tío,
para mi asombro vive enfrente de mí.
Durante los siguientes
cuatro días paso de ir a clase, pero lo que me extraña es que todos los días
ese chico, mi nuevo vecino Mikel, ha venido a preguntarme que tal todos los
días, no sé si intenta ser amable, o hacerse amigos, sea cual sea el motivo él
se escusa con que viene a asegurarse de que sigo vivo, mi respuesta es siempre
la misma, “hay veces que ha acabado peor”. Hoy como ya parece hacerse costumbre
suena el timbre a la misma hora que siempre, así que cuando le veo tras la
mirilla abro la puerta camino hacia adentro y digo
-
Pasa- me duelen las costillas y no tengo
ganas de estar de pie
-
Parece que sigues vivo… y si yaaaa lo se
hay veces que ha acabado peor
-
¿Por qué te preocupas por ti?
-
Lo primero porque no parece haber nadie
que lo haga, lo segundo porque me recuerdas mucho a mi hermano
-
¿por?- y entonces comprendo que quizá
sea la primera persona que me habla como si yo también fuera una persona en
meses, ¿Por qué diablos tengo que ser tan jodidamente borde?
-
Tranquilo tiburón, que yo no te voy a
tratar como ellos- responde el chico riéndose, a mí solo me hace gracia lo de
tiburón- A mi hermano lo mataron de una paliza, cinco contra uno
-
Lo siento mucho- se me cae el alma a los
pies al escuchar eso
-
No tranquilo ya lo he superado, todavía
sigo queriendo matar a esos hijos de puta, pero no lo hago por mi madre, ella
ya tiene bastante con tener un hijo muerto para que el otro acabe en la cárcel…
Además está mejor muerto- Mi cara en ese momento es de asombro absoluto, creo
que soy demasiado expresivo por que él sonríe y agrega- No me mires así… estuvo
casi un año en coma, esa no es forma de vivir.
Desde que le conozco el
universo parece odiarme un poco menos, todos los días nada más entrar por la
puerta él quiere ir a partirles la cara, pero yo le digo que no quiero más
problemas, al fin y al cabo mientras siga cojeando y con señales en la cara me
dejaran tranquilo, ya han estado en correccionales, no puede volver a cometer
ninguna infracción, así que de momento tengo un mes de absoluta tranquilidad.
Ese mes entero es
posiblemente el mejor momento de mi vida, Mikel y yo hemos encontrado un lugar
en el instituto tranquilo, y pese a que la entrada está prohibida nos da igual
con estar tranquilos, me he dado cuenta de algo el al igual que yo también odia
a la sociedad, no le gusta ser popular, apenas habla con un par de personas y
en cuanto me ve, se despide y nos vamos a un sitio tranquilo, es la primera con
la que puedo hablar con tranquilidad y ser yo mismo, por primera vez en mucho
tiempo soy feliz y solamente durante ese mes le doy las gracias al universo y
al destino por haberlo traído a mi vida.
Capítulo
3: Justicia poética
Estoy en clase y
durante el recreo Mikel me dice que se va a casa, su madre se ha vuelvo a
emborrachar y está armando jaleo en la calle, así que el resto de día me siento
solo y de alguna manera, desprotegido. Y ese día es el que ha vuelto a escoger
el universo para odiarme, un profesor me castiga por, sinceramente no tenía
ganas ni de escuchar la explicación del por qué me ha castigado, cuando por fin
acaba el castigo es decir las ocho de la noche,
salgo
del instituto amparado por la oscuridad de la noche. Cuando les veo allí
parados a un par de metros de la salida, ya se lo que me espera, así que salgo
corriendo antes siquiera de que se puedan dar cuenta, pero por desgracia lo
hacen.
Una cosa es cierta
corren más que yo, pero por suerte es de noche y las calles son oscuras, y yo
paso todos los días por ahí y cuento con el conocimiento del terreno, como
regla general tardo en llegar a mi casa una hora andando y llevare corriendo
cerca de quince minutos, así que no queda. Les oigo gritarse algo entro ellos,
gritarme a mi mientras jugamos a polis y cacos y cuando me quiero dar cuenta
solo Kay me sigue, gracias universo, por elegir al más carbón de ellos.
Estoy por la mitad del
puente que permite cruzar la autovía, ya solo falta un par de metros para
llegar a la seguridad de mi caso, o incluso llegado el caso meterme en una
tienda o encerrarme en un banco como ya he hecho otras veces, pero sería muy
bonito decir que lo consigo, cuando me quiero dar cuenta, agarra mi camiseta y
da tal tirón de ella que me lanza un de metro hacia atrás. Yo retrocedo desde
el suelo, pero se acerca demasiado rápido a mí y me pisa la mano, me agarra del
cuello de la camisa y me obliga a levantarme.
-
Que pasa princesita…Me tienes miedo- Me
dice mientras me da pequeñas bofetadas en la cara- veo que ya te has recuperado
de nuestra pequeña charla del otro día, solo quería refrescarte las cosas, pero
me has hecho correr así que hoy tendremos otra vez una charla, te parece- Dice
riendo- y al acabar hablaremos sobre educación sexual, Connor me ha dicho que
ya te explico algunos conceptos
Alza el puño, yo cierro
los ojos, frunzo el ceño y giro el rostro, par que por lo menos el golpe no me
parta la nariz, pero entonces Kay me suelta de forma brusca, abro los ojos y
veo a Mikel, le tiene agarrado por el cuello y justo en ese instante le da un
buen golpe en la cara, luego en la tripa, pero toda la ventaja que tenía Mikel
la acaba perdiendo, Kay le empuja el cae de espaldas y entonces todos ya
sabemos cómo va a acabar, Kay dándonos una paliza a ambos. Kay se abalanza
sobre Mikel pero este le recibe con una patada que le hace retroceder, entonces
yo saco fuerzas de a saber dónde le agarro de la cacheta y le empujó hacia un
lado con la intención de apartarle de Mikel y que ambos podamos huir, entonces
ocurre.
Estamos en mi casa, yo
estoy sentado tiritando por la mezcla de emociones, Mikel da vueltas de un lado
para otro y dice para sí mismo una y otra vez “No hemos hecho nada malo, se lo
merecía… se lo merecen” y cada vez que lo dice los acontecimientos se repiten
en mi cabeza como un flashazo, como si hubiera ocurrido en una décima de
segundo, aunque la verdad es que yo creo que fue aún menos tiempo. Nada más
empujas a Kay salgo corriendo hacia Mike, pero escucho un grito, me giro y le
veo caer por el puente, y nos asomamos en el justo momento en el que un camino
pasa, por suerte este cubre la escena,
pero es sonido de crujido y el estallido
de sangre no es algo que sea bueno, el camión para prácticamente en seco, Mikel
se acerca a mí, me agacha porque yo sigo en shock, y prácticamente me arrastra
a casa, yo solo puedo pensar en que he matado a un persona, lo que más me
molesta es que no siento pena por ello, no siento culpa, no sé lo que siento
pero de alguna manera es como, y por muy extraño que suene, como si me hubiera
quitado un peso de encima, y yo creo que es peor el sentimiento de sentirme
aliviado por matar a una persona que el hecho de haber matado a una persona.
Mikel y yo juramos
guardar el secreto, nadie dirá nada no habrá pasado nada, y si alguien les
descubriera, simplemente contaríamos la verdad, al fin y al cabo según palabras
de Mikel “Que jurado iba a declarar culpable a alguien que parece un angelito
que no ha roto un plato toda su vida”
Los días pasas y la
noticia se difunde como el polvo en el viento, pero las palabras que utiliza la
gente para hablar de ello no son específicamente las más ideales, todos hablan
del suicidio de Kay, de por qué lo haría, y como no de lo bueno que era, de lo
amable que era, de lo simpático que era, de cuanto le querían, de que le echan
de menos y lo que más me extraña de por qué razón su madre no fue al funeral,
yo sinceramente no echo en falta ningún aspecto de ese tipo y digan lo que
digan era un hijo de puta, y se merecía incluso algo pero, entonces me doy
cuenta de algo… en qué clase de persona me convierte eso, acaso voy a ser ahora
un sociópata, acabare siendo un asesino en serie en qué clase de persona me
convierte el hecho de disfrutar de la falta de una persona después de haberla
matado yo, y eso me da miedo, tal vez me esté volviendo loco o tal vez siempre
he estado loco.
A la mañana siguiente
me auto convenzo de ser una mejor persona, y me decido a libarme en parte de
esta carga, no voy a ir a la policía, no pienso acabar en la cárcel porque un
capullo quisiera darme una paliza y acabara muerto, pero si tengo pensado ir a
su casa para darle el pésame a su familia. Una hora de camino hasta que llego,
y su casa al igual que la mía no es nada del otro mundo, e incluso las
condiciones en las que viven se pueden llegar a considerar precarias, según voy
acercándome a la puerta miro por la ventana y lo que veo hace que se me hiele
la sangre. Su madre botella en mano ríe y baila más desnuda que vestida con un hombre
que por supuesto no es su marido el cual no lleva absolutamente nada de ropa, y
entonces me pregunto si es esa la forma de sufrir la pérdida de un hijo, cuando
me percato de que no, cosa que es más o menos segundos después de que él se
tumbe en el sofá y ella se siente encima de él, me doy la vuelta y me pregunto
si tal vez él no fuera el único con problemas, que tal vez Kay le odiaba tanto
porque era la única manera que tenia de liberarse de su odio y de su
frustración, eso no implica que le perdone como tampoco le escusa por hacerlo,
es decir le sigo odiando tanto como antes, pero ahora parte de ese odio
comienza a transformase en pena.
El día acaba rápido, al
igual que el fin de semana, y en lunes ya comienza siendo desastroso, lleva
tres días sin ver a Mikel, me han puesto dos exámenes sorpresa, y se me han
bajado los pantalones, lo único bueno es que Connor y Alex no ha aparecido así
que eso hace que al final el día no haya sido tan malo. Entonces recibo un
mensaje de Mike “La justicia poética está en camino, ven a mi casa esta tarde,
tengo una sorpresa para ti”, me hace reír, más que nada por la forma que tiene
ese chico de ver el mundo justicia poética y entonces lo pienso, y me asusto.
Salgo corriendo, estoy
a punto de saltarme las clases pero el director me pilla saltando la valla,
otra vez hasta la ocho, perfecto.
Ya es de noche
nuevamente, cosa que al pasar corriendo por el puente no me trae muy bueno
recuerdos, llego a su casa antes siquiera de darme cuenta, y cuando llego me
está esperando en la puerta, está manchado pero como esta oscuro no veo de que
es, cuando entro en su casa, un fuerte olor me da un golpe y me hace
retroceder, pero no llego a comprender que es, cuando entro al comedor lo
descubro a la par que doy un salto y un grito que de no ser porque Mike me tapa
la boca habría resonado por todo el barrio.
Mi corazón late a cien
por hora, no sé si llorar, si reír o que hacer porque no quiero acabar como ha
acabado Alex, atado en una silla, con una raja en el cuello, desangrándose
sobre una piscina hinchable, a pocos pasos de Alex esta Connor, este está
intacto, colgado del techo mediante una soga que le sujeta de las manos, y con
una mordaza en la boca, pero a simple
vista parece que también está muerto ya que esta sin conocimiento. Debajo suya
hay otra de estas piscinas para los críos, dispuesta para hacer algo cuyo
objetivo no me gusta nada, pro que algo me dice que yo voy a ser el siguiente.
-
Tardabas mucho así que me he ocupado ya
de uno, estaba resistiéndose mucho- dice con una sonrisa de oreja a oreja, con
la cara y parte del torso cubiertos de sangre ya algo seca, cosa que incrementa
la desesperación y el miedo- El otro es tuyo
Perfecto, me hago amigo
de alguien, un chico nuevo, cuanta probabilidades hay de que este loco, muchas,
de que sea gay y por eso no se relaciona mucho, algunas pero de que sea un
asesino, un maldito Psicópata, de es no hay ninguna.
Entonces en mi cabeza
ocurre algo, algo que ni yo mismo puedo explicar, estoy en Shock, Connor se
acaba de despertar e intenta de decir algo que suena a “Dyann ee emonios hacs,
ee e has eso a aes” , Mikel me da el
cuchillo y guía mi mano hacia su cuello, y sin que en ningún momento el suelte
mi mano, me ayuda o casi me obliga a deslizarlo por su cuello mientras la
sangre sale a borbotones de este y me baña, después le da dos o tres puñaladas,
yo simplemente no hago nada, dejo que su mano guie mi mano, con la mirada perdida en el horizonte y como si
mi voluntad hubiera sido anulada guiada por el instinto de supervivencia.
Suelta mi mano y el
cuchillo cae al suelo nada mas hacerlo, me gira y me dice
-
Bien hecho, ves y te has vengado, has hecho
lo que tanto deseabas, los has matado como tantas veces habías planeado en tu
cabeza, ahora estarán en el infierno, el día en que t llegues allí podrás
volver a hacerlo una y otra vez, no te parece divertido- y lo peor es que lo
dice sonriendo
Después se queda
callado, me quita la camiseta y limpia mi cara con ella, se pone a mi espalda y
agrega
-
Ven te acompaño a la ducha, antes de que
se seque… ya me encargo yo de esto.
Capítulo
4: Psicópata
Me despierto en mi
cama, desnudo, y durante unos segundos pienso que solo ha sido un mal sueño,
entonces vuelvo a oler ese apestoso olor, que me da nauseas, y cuando recuerdo
las escenas de anoche tengo que salir corriendo al baño a vomitar sin
importarme que estoy desnudo. La primera arcada la hecho en medio del pasillo,
las siguientes en el váter, vuelvo a mi habitación me visto, cojo el teléfono
me siento en la cama y cuando estoy a punto de llamar a la policía para
declarar oigo un fuerte estruendo en el piso de abajo, antes siquiera de que
pueda abrir la puerta de mi habitación para ver de qué se trata esta se abre y
tras de sí aparecen tres policías pistola en mano, no me da tiempo siquiera a vocalizar y ya me
están poniendo las esposas, el móvil se ha caído al suelo, y en uno de los
forcejeos con la policía siento que le doy una patada, y por el rabillo del ojo
veo que se cuela por el conducto de ventilación, yo giro que no he hecho nada que
soy inocente, el solo se limita a leerme los cargar y a arrastrarme bruscamente
contra mi voluntad.
Tres días después llega
el juicio, pero yo estoy tan absorto y mis declaraciones son tan inestables que
me entero que me han declarado culpable de 4 asesinatos premeditados, cuando
estoy entrando a la cárcel, pero entonces un guardia dice algo que hace que me
pregunte de nuevo si realmente he entendido que me va a pasar, pensaba que iría
a la silla electica o que me pondrían la inyección letal, pero cuando le oigo
decir eso recuerdo las palabras de la jueza.
-
Será internado en un centro Psiquiátrico
y permanecerá allí hasta que se recupere, una vez recuperado deberá de cumplir
en el la condena equivalente a la de presión
Al día siguiente me
llevan a esa institución y sinceramente me pone los pelos de punta, son mucho
más frías de lo que me imaginaba, utilizan colores pastel en toda las paredes
para calmar los ánimos y no se encuentra el rojo por mucho que mires, y lo que
no está pintado es simplemente de color blanco, nada más entrar me ponen una
camisa de fuerza porque supuestamente soy peligroso, aunque lo que llevo
pensado desde el día que me detuvieron es que no he vuelto a ver a Mikel, y por
mucho que jure y perjure que fue e´, el muy hijo de puta se las apaño para
hacerme parecer el culpable, aunque bueno este sitio no parece tan malo como lo
pintan, veremos que opino cuando lleve aquí 15 años.
Los días pasan rápido y
este sitio es muy tranquilo y muy rutinario, lo único que me molesta es que me
tengo que tragar las pastillas enteras y tengo que hablar con un loquero dos
horas al día, a no sé cómo decirles que yo no he hecho nada, que no me siento
culpable de nada porque fue Mikel quien los mato, que ese cuchillo tenía mis
huellas por que el me obligo a cogerlo y usarlo que estaba en peligro mi vida,
que yo no soy tan fuerte como para colgar a una persona, pero claro como he
sido declarado loco cualquier cosa que diga es una incoherencia.
-
Bueno Dylan, llevamos aquí, en esta
misma sala hablando durante dos horas al día cuanto, un año, así que quiero que
hoy mismo empieces a asimilar las cosas, a asumir lo que has hecho y que me lo
cuentes con tus palabras
-
Doc, por muchas veces que me lo pregunte
siempre responderé lo mismo, porque esa es la verdad, yo no hice nada, fue
Mikel, ya ha podido comprobar por su propia cuenta que no soy violento de lo
contrario aun llevaría la camisa
-
Bien Dylan, quiero que veas esto, no te
lo he querido poner hasta hoy por que consideraba que solo bloquearía aun mas
tu mente, pero y es mi única carta, en un año no hemos avanzado nada así que va
siendo hora de que veas con tus propios ojos cual es la verdad
-
¡ESA ES LA VERDAD!-grito, el personal de
seguridad hace el ademan de acercarse pero el doctor agrega
-
Tranquilos, estamos bien, Dylan no es
agresivo
El Doctor se levanta,
enciende el televisor e inserta un DVD, este dura exactamente una hora y media y
cuando acaba el Doctor agrega
-
Tiraste a un compañero con el puente, de
eso no hay pruebas por estoy seguro, mataste a la dueña de la casa en una de
sus borracheras diarias para vengarte de lo de tu perro, y después llevaste a
tus compañeros a tu casa y los mataste también
-
No yo no…. Y no lo hice, fue, fue, fue…
Mikel- digo llorando incapaz de creermelo
-
Dylan ya lo has visto, Mikel no existe,
tu eres Mikel, tu lado fuerte es Mikel, la policía busco a Mikel por todos los
lados pregunto a tus amigos, y nunca nadie te vio con Mikel porque Mikel no
existe, tu eres Mikel
-
No yo no…. Y no lo hice, fue, fue, fue…
… … … … Dylan- parto a llorar de forma desconsolada, cuando me doy cuenta de lo
que he hecho, de que yo soy Mikel, de que he matado a cuatro personas a sangre
fría y que ni siquiera me siento culpable, es decir…. Este sitio es como el
paraíso para mí, paz, calma, tranquilidad, en cierto modo cariño y atención, y
haber cumplido la promesa de que ellos, todas esas personas del instituto jamás
podrán olvidarme, que ya no solo será un recuerdo en un anuario viejo de un
desván, y que por fin he encontrado a quien me quiere realmente, he encontrado
a Mikel, y por primera vez en mucho tiempo siento que soy feliz que esa felicidad se va a quedar ahí por
mucho tiempo, por primera vez siento que el universo me quiero y que al destino
el caigo bien, por primera vez, me
siento en casa.